31 de julio de 2012

120 | Los Ocho Niveles de Conciencia

-¿Cómo que otro nivel de conciencia?

-Sí, podríamos decir que más elevado, por explicarlo de alguna manera.

-¿Tu crees? ¿Y cómo sabes en el nivel que estás?

-¿Has leído alguna vez a Timothy Leary? Él comenta que existen 8 niveles de conciencia, muy diferenciados entre sí. Tú simplemente sabes en el que estás, aunque también puedes tener rasgos de varios de ellos.

-¿Pero esto se lo ha inventado él? no es científico ni viene de ningún sitio, supongo.

-Así es, otras personas también se han dado cuenta de estos “niveles” y los han clasificado de otra manera, aunque siempre de forma parecida. Simplemente es que me gusta como lo explica Leary, es sencillo de comprender…  ¡se lo compro!

-Jajajaja. A ver, empieza.

-Antes de todo lo que hay que saber es que los cuatro primeros niveles se refieren a la parte izquierda del cerebro, la racional y analítica, que nos sirve para sobrevivir en la tierra, y los cuatro últimos se refieren a la parte derecha, la creativa, mucho más mística, que nos serviría para comprender el más allá.

-Ojo, esto son palabras mayores eh. Cualquiera te tomaría por loco.

-Jajajaja, lo sé. De hecho, no se lo puedes contar a cualquiera porque te miran con una expresión bastante extrañada… pero vamos al lío: El problema es que en nuestra sociedad actual nos educan desde pequeños en este lado izquierdo que te comentaba. En el colegio tienes que resolver problemas lógicos, de números… todo tiene que ser explicado desde la racionalidad. No te enseñan inteligencia emocional, asertividad, comunicación, habilidades interpersonales… ¡nada de lo que realmente importa! Y como ves, las actividades propias del lado derecho, como las clases de arte o música son consideradas de “menor valor”.

-Es verdad, cualquiera aprobaba esas… eran clases de coña siempre.   

-Sí, recuerdo que mi profe de música en el cole era malo, malo. Jajaja. Total, que empiezo ya con los circuitos, que nos vamos por las ramas: El primero es el circuito de biosupervivencia y se activa después del nacimiento. El mundo se divide entonces en cosas buenas-y-malas; unas son buscadas, las otras se evitan. Depende de lo que nos pase en este circuito nuestra actitud posterior puede estar determinada, fija muchas de las actitudes de confianza y sospecha para toda la vida.

-Vale sí, cuando eres un bebé.

-Exacto, y lo que te pase en esta etapa es importante posteriormente... Seguimos, el segundo se llama circuito emocional y explica que se produce cuando pasas de gatear a caminar, dejando de ser un individuo pasivo (como lo eras en el primer circuito) para convertirte en alguien lleno de exigencias. Empiezas a distinguir las dimensiones  arriba-abajo, ves como los niños mayores mandan sobre los más pequeños… y eso tendrá influencia en tu vida posterior con un comportamiento dominante y agresivo, o por el contrario dócil y solidario. Por ejemplo, leí que muchos políticos y militares son personas que se quedaron en este segundo nivel y no han evolucionado en sus vidas.

-Interesante… ahora los entiendo a los pobrecillos.

-El tercer circuito es el laringeomanual  y se corresponde a la habilidad para construir modelos mentales de nuestro entorno. Se activa cuando el niño empieza a manejar herramientas y a emitir y recibir señales laríngeas, a hablar, por decirlo claro.

El lenguaje popular suele llamar a la realidad del primer circuito "conciencia": la sensación de estar en el aquí y ahora, en el cuerpo y con vistas a la supervivencia del cuerpo, atraído por los alimentos y rechazando los peligros que se encuentra. El segundo circuito, en este mismo lenguaje, se llama "ego". El denominado "ego" es el sentido de nuestro estatus, la manera cómo nos vemos a nosotros mismos en relación a los demás, siempre disputando su estatus dentro de la jerarquía de la tribu, la sociedad. El tercer circuito es lo que solemos denominar "mente", la capacidad de recibir, asimilar y transmitir señales producidas por la mano (con herramientas) o por el lenguaje. Se implica en la cultura humana y se enfrenta a la vida con un complejo sistema de artilugios y simbolismos artificiales.

Es interesante comprobar como este circuito es usado por algunas personas en sustitución del segundo: “Soy más listo que tú, luego estoy encima de ti“. A pesar de lo patético que puede ser, lo que estamos contemplando es un condicionamiento cultural muy arraigado en nuestra sociedad. Y esto nos lleva al cuarto circuito…

-Tranqui, no te interrumpo.

-El cuarto circuito es denominado sociosexual y se suele activar en la adolescencia, con los primeros orgasmos o experiencias sexuales, iniciando la metamorfosis para convertirse en adulto. Aquí la persona es consciente del colectivo y adopta su máscara social, su actitud hacia las personas concretas: desde el rechazo hasta la relación sexual, pasando por todos los matices intermedios.

-Vale, hasta aquí todo más o menos claro. ¿Tú decías entonces que la mayoría de personas están en este último circuito y no pasan de ahí?

-Sí, por desgracia… Leary los llama circuitos terrestres y lo comprendo: para mí esto es sobrevivir, no vivir. Empiezas a vivir a partir del quinto circuito, cuando te das cuenta de lo que en realidad ES la vida.

-Entonces nosotros estamos en el quinto ¿no?, con este cambio espectacular de los últimos meses…

-Claro, tampoco es que estemos en uno concreto, sino que tenemos rasgos de varios, aunque es cierto que el quinto es el más parecido: ya verás como todo lo que viene ahora te suena. Y ese paso del cuarto al quinto es, como tu dices, el más espectacular, ya que entonces es cuando empiezas a vivir de verdad. Hasta ahora hemos comentado los circuitos relativos a la realidad cotidiana, la realidad del día a día y no hemos tenido ningún problema en entender aquello de lo que hablamos. Pero ya toca entrar en toda la parafernalia mística y metafísica que no conocemos, no creemos o nos da miedo encontrar… En estos circuitos que explicaré ahora ya no es concebible el componente robótico e inconsciente de los cuatro inferiores. Así, el quinto circuito es el neurosomático y en él saltas de un hemisferio a otro del cerebro. Se activa de muchas diversas formas, una de ellas muy curiosa por ejemplo es la que le pasa a los astronautas cuando ven la tierra en perspectiva desde el espacio.

Cuando das la vuelta a la Tierra cada hora y media reconoces que tu identidad no tiene que ver con un lugar concreto sino que está ligada a la totalidad del planeta, lo cual implica, necesariamente, una transformación. Cuando miras hacia abajo no percibes ningún tipo de fronteras [...]. Cientos de personas matándose unos a otros por una línea imaginaria que ni si- quiera puedes llegar a percibir. Desde aquí el planeta es una totalidad tan hermosa que desearías coger de la mano uno por uno a todos los individuos y decirles: «¡Míralo desde aquí. Date cuenta de lo que es verdaderamente importante!».

Este paso al quinto circuito durante la historia siempre ha sido reservado para aquellas personas ricas, de alta posición o de casta especial, porque no tenían que preocuparse de la vivencia de los circuitos inferiores; obtención de comida, recursos… tenían tiempo para dedicarlo a pensar, diciéndolo claro.

-Si… puede que no seamos ricos ni de alta posición, pero tiempo libre tenemos de sobras ahora mismo. Y lo mejor es que ese tiempo libre no solo lo dedicamos a realizar actividades, sino que dedicamos buena parte a pensar y conversar. ¿Y que dice Leary sobre lo que puedes hacer en este circuito, o como cambias tu forma de ser?

- Bueno, dice que el dominio de este circuito nos lleva al control de los sentidos y los estados de ánimo. ¡Se aprende a estar de buen o mal humor de la misma manera que se sube o baja un brazo!

-Jajajaja, es verdad, nos pasa a nosotros. Ahora te das cuenta de que no hay nada malo en la vida, que todo es aprendizaje… Cuando pasa algo que no te gusta sabes que la vida te lo pone ahí… puede que en un principio te joda, pero luego lo piensas y ves que sirve para avanzar y aprender, lo único que tienes que hacer es fluir con la vida y no luchar contra lo que te pasa, aceptarlo.

-¡Entonces es cuando cambia todo!

-Es increíble…

-Nos ha cambiado la vida entera. Aparte de darnos cuenta de miles de cosas interiormente, eso se nota exteriormente. Si te fijas, nuestra personalidad ha cambiado, somos mucho más abiertos, más alegres, más carismáticos a la vez que más reflexivos… y lo bueno es que todo lo que pensamos lo aplicamos después a la vida diaria. Esa seguridad que te da el saber se transmite sin querer a los demás y actúas y te ven diferente. Yo, al menos, soy mil veces más feliz. Y eso lo transmito a las demás personas cada día.

-La felicidad que te da el saber, el ser consciente, es millones de veces más potente que la que te da la ignorancia…

-Ya lo ves, ¡es así! no tiene comparación… si pasamos al siguiente, el sexto es el circuito llamado neuroeléctrico. Como aún nosotros dos no hemos llegado a él no te puedo describir exactamente con mi propia experiencia cómo es… pero igualmente te comento lo que dice Leary, que es muy interesante:  Cuando pasas al sexto te das cuenta de ti mismo como algo separado de los mapas de realidad inferiores, los anteriores circuitos, y está tan alejado de las realidades terrestres que aquellos que han accedido a él apenas pueden comunicarlo a la humanidad normal (los circuitos uno a cuatro), y casi no pueden entenderlo los ingenieros del quinto circuito.

Algunas de las características que se comentan de este cerebro son: alta velocidad, posibilidad de libre elección, relatividad, capacidad para fusionar haces de percepción y dirigirlos hacia la construcción de una realidad a medida del usuario…

-¿¡Quee, qué qué!?

-Jajajaja, sí, es sorprendente pero es así, como suena. Tú creas tu realidad y tienes la capacidad de programar la propia programación. Desde este circuito, la política, la guerra, las peleas… todas las luchas entre dos partes se ven como una estática obra de teatro imbécil. Desde aquí, eliges conscientemente si te sitúas o no en el plano de realidad de la otra persona, no te dejas llevar por los dogmas y enseñanzas que te han metido en la cabeza desde que eras pequeño…

Nos prepara también para tener una comunicación postverbal, en la que ya no se utilizará el habla sino que ésta se sustituye por señales neuroeléctricas,  directamente retroalimentación, telepatía y conexión computacional.

-Estamos entrando en un cuento de ciencia-ficción… ¡pero me gusta! ¿Cómo se llama el séptimo?

-El séptimo es el circuito neurogenético y es el nivel de la inmortalidad consciente: no te das cuenta, sino que sabes que vivir en este mundo es sólo un paso más, que cuando mueres no se acaba todo, sino que tu conciencia continúa en otro nivel superior. Son los que llegan a este nivel los que hablan de inmortalidad, reencarnación, memoria de vidas pasadas, profecías del futuro… es una de las características provenientes de poder acceder a partes del llamado “inconsciente colectivo” del que hablaba Jung y a la “memoria de las especies”, de los que hablaremos otro día, son muy interesantes…

Sabes que todas las especies forman parte del único organismo, la Vida. Los dioses y diosas, los espíritus animales y todos los arquetipos residen aquí, donde se establece contacto con lo que podríamos llamar inteligencia Mítica.

En este nivel se supone que la mente se hace consciente del diálogo del propio ADN dentro de lo vivo y quizás sea en este estado donde espacio y tiempo se combinan para formar un universo cuatridimensional.

-¿Qué quieres decir con universo cuatridimensional?

-Desde este punto de vista, cada uno de nosotros, al provenir de una célula de nuestros padres y haber nacido de ellos, estamos conectados en el espacio y en el tiempo formando un único ser que se ramifica en una dimensión temporal. Entonces hoy en día las personas nos sentimos separados unos de otros porque no somos conscientes de ser secciones tridimensionales de un organismo cuatridimensional. Te pongo un ejemplo: corta un donut por la mitad, verás entonces dos círculos separados en el plano bidimensional del corte, pero lo que hay en la realidad tridimensional es una mitad de donut.

-Ah… vaya… es cierto que cada nivel superior es más complicado de entender. No me imagino como será el último.

-Jejeje, prepárate. El octavo y último circuito es el llamado neuroatómico y en él se superan todas las limitaciones mentales y físicas. La conteligencia (consciencia + inteligencia) contenida es todo el "cerebro" cósmico, igual que la pequeñita hélice de ADN es el “cerebro” local que dirige la evolución planetaria. El espacio-tiempo es superado, accediendo al inconsciente universal o extraterrestre.

-Claro, un inconsciente mayor que el inconsciente colectivo, que es únicamente de la tierra…

-Sí. ¡La finalidad de esta consciencia sería la unión con el Creador! Ojito  con lo que estoy diciendo… las realidades y universos se construyen desde aquí y se le conoce también como el nivel cuántico de la consciencia.

- ¿Cuántico? "Lo más grande se encuentra en lo más pequeño" decía Lao-Tse…

-¡Muy bueno! Es posible que las misteriosas "entidades": ángeles y extraterrestres… mencionadas hasta la saciedad por visionarios de este circuito pertenezcan a razas que ya han evolucionado hasta este nivel. Otra teoría es que ellos seamos nosotros mismos en el futuro, vete tu a saber. Los circuitos terrestres del lado izquierdo contienen las lecciones aprendidas a lo largo de nuestro pasado y presente evolutivo mientras que los circuitos extraterrestres del lado derecho constituyen el guión de nuestra evolución futura.

-¡Uf! Me han sorprendido estos últimos circuitos y aún soy muy incrédulo respecto a ellos, pero me han encantado.

-Así que ya estamos… estos son todos los niveles de los que hablaba Leary. No hay que olvidar que todo esto es solamente un modelo y que la realidad es otra cosa. Nadie afirma que existan estos circuitos; simplemente son adecuados como explicación, como cualquier otro modelo de la realidad.

-Sí, está claro… la verdad es que el camino de autodescubrimiento nunca deja de ser sorprendente.

-Conocerse a uno mismo y al universo es lo mejor que hay… los metaprogramadores estamos continuamente aprendiendo y somos cada vez más capaces de vernos a nosotros mismos operando. De modo que evolucionamos hacia la inteligencia que estudia a la inteligencia, al tiempo que va en aumento nuestra capacidad de acelerar nuestra propia evolución.

Dedicada a Paco y Cris :-)

[Esta entrada es original y ha sido escrita a través de información seleccionada de diversas páginas de Internet, agradeciendo especialmente a los autores A. Viñuela y Anton Wilson]

11 de julio de 2012

119 | ¡Estoy vivo!

Hoy os traigo una entrada invitada, escrita por un gran amigo con el que suelo conversar muy a menudo. No sabía de sus dotes de escritura -ni siquiera él mismo las sabía- hasta que me pasó este texto que, como veréis, escribió con el alma (o desde la consciencia, como prefieras). Espero que os guste tanto como a mí:


Estoy vivo.

Si alguna vez has llegado a esta evidente conclusión, quizá sepas de qué voy a hablarte.

En los últimos meses he experimentado grandes cambios en mi vida, sin que en realidad me haya sucedido nada demasiado anormal o relevante, al menos según mi antiguo baremo de los acontecimientos. El gran cambio no ha venido del exterior, sino de dentro, de mí, de mi mente.

Para ponerte en situación, hasta hace poco tiempo, solía vivir mi vida sin detenerme a pensar en que realmente la estaba viviendo, me conformaba con actuar según me pasaban cosas, la vida era una serie de acontecimientos que me venían dados por azar, y mi trabajo consistía en evitar posibles problemas, o solucionarlos si se daban, e intentar pasar algún buen rato mientras tanto. Nunca me paré a pensar en la propia existencia en sí, en la suerte de estar viviendo esa existencia, en la suerte de estar vivo, y en la infinidad de posibilidades que el mundo tenía para ofrecerme.

Quiero hacer aquí una pequeña reflexión. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en la suerte que has tenido al nacer? Puede parecer una tontería, pero para que tu nacieras, han tenido que darse millones de acontecimientos a lo largo de la historia, que han tenido que ser así y de ninguna otra manera, para que tu pudieras vivir lo que estás viviendo. Las posibilidades de que tu nacieras, viéndolo si quieres desde un punto de vista de probabilidades, eran infinitesimales hace tan solo, por poner un ejemplo, 200 años. Tu padre tuvo que juntarse con tu madre, a su vez tuvieron que haberse juntado antes los padres de cada uno de ellos, a la vez los padres de los padres de cada uno de ellos, y así sucesivamente. Incluso tuviste la suerte o el acierto de ser el espermatozoide más rápido (¡enhorabuena!). Viéndolo ahora desde esta perspectiva, ¿no crees que has tenido una gran suerte al nacer? A esa conclusión llegue por lo menos yo, y decidí que debía aprovechar la opción que se me había dado.

Entonces, pensé: ¿y que debo hacer para aprovecharla? O lo que es lo mismo, ¿qué quiero hacer con mi vida, con el tiempo del que disponga? Y la respuesta que me vino al instante fue: No lo sé. Y si soy sincero, sigo sin saberlo. Pero si he decidido algo; haga lo que haga, decida lo que decida, ahora sé que quiero ser feliz. Quiero creer que ese es el fin último de las vidas, ser feliz, pero eh ahí la gran pregunta: ¿Qué quiero hacer para ser feliz?

Me he dado cuenta de que gran parte de mi vida no estaba, o está (todo cambio lleva su tiempo) siendo vivida para mí mismo. Fui al colegio porque era “mi obligación”, lo decían mis padres, autoridad suprema para mí por aquellos tiempos. Después de eso, me matriculé en la universidad, porque según la sociedad, y otra vez mis padres,  eso es lo que te garantiza un futuro próspero, lo que evitará que tengas futuros problemas. Y aquí estoy, estudiando Derecho, una carrera que realmente no me apasiona, pero que se supone me va a asegurar no caer en la miseria. Así pues, me pregunto, ¿cuántas de las cosas importantes que he hecho en mi vida han sido decididas realmente por mí? ¿Y cuántas de ellas además no han sido basadas en el miedo? Miedo a lo desconocido, miedo a no tener un colchón, algo que nunca me fallará en caso de problemas, miedo a vivir la vida como realmente quiero vivirla. Miedo al que va a pasar.

Ese cambio del que hablaba al principio, el que me ha hecho preguntarme todas estas cosas, ha sido, en parte, darme cuenta de que mi vida solo voy a vivirla yo. Mucha gente me acompañará en el camino, me influirá para bien y para mal, pero al final, seré yo el que la viva, seré yo el que la disfrute o padezca y seré yo el que mire atrás y sepa cómo ha sido todo el día en que me toque marcharme.  Entonces, ¿por qué no hacer lo que realmente quiero? Ahora me parece una completa absurdidad.

He pensado también en que hasta hace poco, todos los días me parecían iguales. No podía diferenciar el martes de una semana del jueves de la pasada o de cualquier día del mes anterior. Pasaban cosas relativamente diferentes, pero todo se englobaba dentro del mismo marco de rutina. Y lo que hacía yo era como máximo quejarme por ello, lamentarme por mi situación en vez de ponerle solución. No me sucedía nada malo, ni si quiera estaba triste propiamente dicho, simplemente me encontraba enormemente vacio. Indiferente.  Ahora pienso, o eso intento, que cada día es una oportunidad, de hacer o aprender algo nuevo, de sentir algo diferente, de volver a sentir algo bonito, de vivir. Porque ahora sé que estoy vivo. Antes, obviamente, era consciente de que vivía, de que respiraba y actuaba, pero no era consciente de mi suerte y posibilidades.

El tiempo pasa para todos, la vida es corta, o eso me aseguran los que han vivido mucho más que yo, y ha llegado el momento de aprovechar todos y cada uno de los momentos. No se trata, al menos en mi caso, de vivir siempre intensa o alocadamente, de vivir al límite que se diría, sino más bien de ser consciente. Que importante es eso para mí. Ser consciente de las cosas te aporta una visión diferente de ellas. Ser consciente de que estás vivo, de que solo vas a tener una vida, y de que puedes vivirla de forma feliz si así lo decides, porque al final, todo nace de ti. Al cambiar tu, todo cambia contigo, todo adquiere nuevos matices hasta ahora desconocidos, y te das cuenta de que todo puede ser maravilloso.

Aún me encuentro muy perdido en esta nueva aventura, la de conocerme a mí mismo y empezar a conocer de verdad el mundo que me rodea, pero ahora, por fin, soy realmente consciente de que estoy vivo… ¡y qué bonito es!

Sicky Supertramp
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