Cuarto
mes de viaje. Al cambiar de país, pasamos de Ringitt Malayos (RM) a Bath
Tailandeses (THB). La conversión es aproximadamente 1 EUR = 4 RM = 40 THB.
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1ª SEMANA–
Gastados 5.543 THB (139 EUR) de los cuales:
Nota:Semana de viaje, cruzando toda Tailandia en
tren y visitando la ciudad de Chiang Mai durante unos días, antes de entrar en
el templo a aprender meditación.
2ª SEMANA–
Gastados 90 THB (2 EUR) de los cuales:
-2€ laundry en WRP
Nota: Semana completa en
el centro budista, Wat Ram Poeng.
3ª SEMANA–
Gastados 3.060 THB (75 EUR) de los cuales:
Yo mismo me sorprendo cuando veo estas cifras ahora mismo,
cuando hago cálculos y escribo la entrada a la vez. Es impresionante lo poco
que se puede llegar a gastar y encima sin dejar de permitirse nada. Si alguien
no tiene este problema que tengo yo con las motos puede gastar incluso menos.
El gasto en “otros”, para quien tenga curiosidad, puede ser guardar
la mochila en la estación de tren, conectarse una hora a internet, adquirir una
tarjeta SIM para el móvil, comprar unas gafas de sol, comprar y enviar postales,
un libro, o incluso papel de váter.
7.50h - Me levanto sin despertador, los primeros rayos de sol se funden con el
reflejo del agua y entran por la puerta que da al lago. Debido al frío, la
niebla nocturna aún cubre los campos de arroz. El disco solar, completamente
rojo empieza a elevarse por encima de las montañas. Me siento en la
mini-terraza que tiene mi cabaña y empiezo el día con 20 minutos de meditación, para no perder el hábito que cogí en el templo, respirando
profundamente ese aire fresco que no estará disponible más tarde, cuando haga
calor.
8.42h - Voy a la casa de los campos de arroz, ya que allí hay una ducha. Sale vapor de mi
cuerpo cuando el agua entra en contacto; está congelada. Ideal para acabar de
despertarse. Las vistas desde el baño son ya espectaculares. Recorro durante cinco
minutos el bosque para llegar a la cocina y saludar a todo el mundo mientras
desayunamos arroz, frutos secos y plátano, como cada día.
10.05h - Camino hasta la Yoga-house. Sandot quiere hacer una extensión en el tejado,
así que toca pulir madera, hacer agujeros en el suelo para poder emplazar los
postes y empezar a colocar algunas vigas. Voy aprendiendo nuevas técnicas
interesantes para trabajar la madera.
12.47h - El sol empieza a apretar, así que
paramos. Enseguida voy a mi cabaña, me pongo el bañador y salto desde el
trampolín hasta el lago, no sin antes echar un vistazo al tono marrón de los
campos de arroz segados. El agua está genial, nada mejor a estas horas.
Aprovecho también para tomar el sol, es impresionante como cambian las
temperaturas durante el día y la noche aquí en el norte de Tailandia.
13.35h - Alguien ya ha preparado la comida: ‘sticky rice’ con verduras a la plancha y
una ensalada. Genial. Luego me tumbo en la terraza de mi habitación a leer un
rato y sin pretenderlo me quedo dormido durante media hora. Suerte que no me
muevo, que sino me caigo al agua y seguro que del susto no salgo.
15.19h - Cojo la moto con Andy y nos dirigimos al pueblo, Pai. Él quiere ir a darse un
‘thai massage’, que aquí son baratísimos. Yo quería ir a ver el mercadillo que
hay por el centro porque en uno de los viajes perdí mis bambas –ya había
perdido las otras antes- y tengo que comprar unas… al final cae un pantalón y un gorro. Nada que
ver, así que seguiremos con las chanclas de momento.
17.08h - Vuelvo a Tacomepai, ya que cada día a las cinco de la tarde quien quiera
puede hacer clase de yoga y luego meditación. Nunca había hecho yoga antes, no
está nada mal para estirar los músculos y relajarse un rato. La segunda meditación del día mejor que la primera, más concentración respecto al presente y menos pensamientos absurdos vienen a la mente. No sé si está siendo más espectacular el viaje interior que el exterior...
18.40h - Llevo mi portátil a la class-room, una cabaña en la que hay conexión a
internet, para responder mails y echar un vistazo a Facebook.
19.45h - Voy a la cocina, nadie se decide hoy así que me nombran chef esta noche. ¡El que no tiene ni idea de cocinar! Me hace gracia, así que acepto. Somos
cuatro o cinco personas cortando, preparando el fuego de leña, vigilando que
nada se queme… decidimos hacer hoy una sopa de noodles con curry y todo tipo de
verduras. Casi nos lleva dos horas hacer la cena para 25.
21.30h - Nos sentamos todos conversando y tocando música alrededor de la hoguera. Estoy
aprendiendo estos días a tocar el digeridoo, la verdad es que me encanta,
aunque aún no me sale la respiración circular, que permite no parar de tocar
para coger aire. Es la clave de este instrumento tan curioso.
23.50h - Empieza a hacer un frío que no veas. Me meto en el saco, con dos mantas
encima después de haber estado observando durante un buen rato las miles de
estrellas y los rayos que se ven en el horizonte nocturno, en dos lugares
completamente diferentes, encima de las montañas. Esto es espectacular, pocas
veces en mi vida he visto algo tan bonito.
(just wake up an this are the views, with fog covering the landscape)
(soon the sun rise)
(going to take a shower...)
(...and to eat breakfast in the kitchen)
(beautiful rice fields)
(this are the dishes! made of bamboo)
(sometimes you have to stop the motorbike to take a picture)
-Okay,
we have still blankets i think… Jannina is going to show you your room.
Así
fue como pasé a formar parte del día a día en Tacomepai. En ese momento no
sabía ni lo que significaba la palabra “permacultura”, una de las claves del
desarrollo de este lugar. Ahora, llevo aquí casi tres semanas, aunque me podría
quedar meses.
Tacomepai
es una granja orgánica, autosostenible. En palabras más normales, es una gran
extensión de bosque, cultivos y campos de arroz en la que hay aproximadamente
quince cabañas de bambú y madera desperdigadas. Allí conviven entre diez y
treinta personas, dependiendo del momento, casi siempre viajeros que quieren
pasar unos días en contacto con este ambiente tan especial.
Su
funcionamiento no es el de otras granjas, en las que trabajas unas horas al día
a cambio de alojamiento y comida. Aquí cada uno trabaja cuando le apetece y
hace lo que quiere y cuando quiere, pagando 150 bath al día por dormir y por la
comida -en total unos 3,5 euros- . Y si te quedas más de un mes, pasa a ser
todo gratis. Easy living.
Cuando
llegas, puedes quedarte en cualquier cabaña o ir cambiando, siempre y cuando
esté desocupada en ese momento. Todas ellas han sido construidas con madera y
bambú por las personas que han pasado por aquí y hay algunas espectaculares,
como la que he estado viviendo, con vistas a los campos de arroz y situada en
la orilla de un lago en el que me baño todos los días. Ninguna de ellas tiene
pestillo en la puerta o similar, me parece que aquí no ha habido un robo en
siglos.
La
comida la hace quien le apetece -por suerte siempre hay alguien a quien le
encanta cocinar- y se suele hacer menú vegetariano para todos. Nunca había
pensado que la combinación arroz/ verduras/ noodles/ podría dar para tanto. Si
no te gusta o quieres variar, a cinco minutos caminando puedes encontrar
pequeños restaurantes típicos de aquí.
Si
durante el día te apetece ayudar, siempre hay algo interesante que hacer. Desde
montar sistemas de riego pasando por construir casas, cortar madera, fabricar
utensilios con bambú o plantar un huerto, por poner algunos ejemplos. Sandot,
el propietario tailandés del lugar que está siempre yendo de un lado a otro, te
enseñará cómo hacer las cosas, con una paciencia infinita y una sonrisa en el
rostro. No importa si lo que haces es una chapuza al principio mientras vayas
aprendiendo.
Sandot
es uno de los tipos más locos y felices que he conocido. Lleva desarrollando
Tacomepai durante 20 años y ahora está empezando otra granja orgánica a 3km del
lugar, llamada New Land, donde si a uno le apetece también puede ir a trabajar
para ver cómo se empieza una granja de estas características desde cero.
Lo
mejor de Tacomepai, como siempre, son las personas. Después de lo que he
explicado se podría pensar que esto es un paradero de hippies, sin embargo los
que recalan aquí suelen ser jóvenes viajeros con estudios o trabajo, que
quieren pasar unos días de tranquilidad o incluso que vienen expresamente para
aprender permacultura. Gente comprometida con el medio ambiente, con un nivel de
conciencia que no he encontrado en otros sitios.
Aquellos
diez días de meditación habían sido una experiencia alucinante, justo lo que
necesitaba en este momento de su vida. Nuevas perspectivas se abrían delante de sus mismas narices. Estaba atando muchos cabos.
Sin
embargo, ahora no tiene ni idea de qué hacer a continuación. Se siente perdido.
El
problema es que le da completamente igual visitar lugares famosos o bonitos… no
ha venido a eso. Nunca ha tenido las ganas ni la necesidad de abrir una guía
turística. Eso es para turistas, como su nombre indica, no para viajeros. Lo único que busca son experiencias que le hagan aprender y sentirse
vivo y sabe que éstas no están escritas en los libros. Siempre aparecen solas.
Lleva
ya tres días buscando algo, un trabajo, un lugar a dónde ir a ayudar, lo que sea. Nada,
parece que no hay nada. Como si todas las puertas a las que estuviese llamando
estuvieran cerradas. Nadie responde.
A
todo ello se junta que son los primeros días del viaje en que, por una razón u
otra, no ha conocido a nadie interesante con quien compartir unas horas de
charla o diversión y eso empieza a pasar factura.
Camina
sin rumbo en la noche, sorteando multitud de turistas borrachos, los últimos
que quedan ya a estas horas. Está solo en la otra parte del mundo. Su mirada
perdida, producto del cansancio, no se detiene a observar nada, ya
que en ese momento nada le interesa. Mantiene su rumbo hacia ninguna parte, con un andar pesado
y lento, que expresa su estado de ánimo. Tratando de no pensar. Tratando de no
sentir. Tratando de evitar que la vida le encuentre y le golpee.
Pero
no hay manera. No lo consigue. Siente la vida en toda su magnitud: amor, miedo,
ilusión, soledad, ignorancia, dudas, apatía… Una apatía que no había
experimentado nunca antes. Todo ello, todo a la vez, se cierne sobre él
mientras la luna llena ilumina su camino. Esta noche parece que nada tiene ningún sentido. ¿Por
qué lo sigue buscando?
En
ese momento algo se activa en su interior y, sin motivo alguno, empieza a recordar el mismo día que
salió del templo. Mientras estaba disfrutando un sabroso Pad-Thai como cena, un
desconocido se sentó en su misma mesa, ya que no quedaba ninguna libre.
Michel es francés y lleva más de un año viajando. No
tardaron en congeniar y compartir pensamientos acerca de lo que significa
viajar, sobre la educación recibida, dedicada a servir los intereses de otras
personas y sobre el trabajo de locos en nuestra sociedad de origen. Interesting
stuff. Antes de despedirse,
le escribió en el móvil una palabra. Le dijo que era un lugar interesante al
que ir y que además no queda muy lejos de Chiang Mai.
Ahora,
después de este flash al recordar aquella conversación, saca el móvil y rebusca
entre los archivos. Ahí está la palabra, escrita sobre un fondo amarillo:
TACOMEPAI. Una rápida búsqueda en Google le devuelve una web interesante sobre
una granja orgánica a la que puede ir a trabajar, en la que hay colgadas unas
fotos espectaculares.
Se
pregunta por qué ha sido tan idiota de no seguir la primera señal, la más
clara, como siempre ha hecho. Porqué ha tenido que perder tres días buscando
algo que ya tenía en su mismo bolsillo y que la vida le había dado inmediatamente.
Con
sorpresa, se da cuenta también de que en tres meses de viaje en ‘solitario’ no
ha estado solo más de 24 horas. Alucinante. Así que ahora está aprendiendo por
fin… a estar y sentirse solo. Es un aprendizaje entre muchos otros.
Sabe
que nada ocurre porque sí. Todo se aclara en cuestión de minutos. Comprende el
porqué, justo cuando los primeros rayos de sol atraviesan las calles.
Al
día siguiente recoge rápidamente sus cosas, tira unas postales al buzón, devuelve
la moto alquilada, se despide de Stéfan, el propietario de la bonita guesthouse
y sube a una furgoneta en dirección Pai. Pai es un pueblecito tailandés del
norte situado muy cerca de la frontera con Myanmar, la antigua Birmania. El
viaje de cuatro horas se ameniza porque son varios viajeros de la misma edad
los que se dirigen allí.
6
kilómetros antes de llegar, el vehículo se detiene en el arcén. “¡Tacomepai!”
grita el conductor inmediatamente.
Soy
el único que baja. Enseguida las luces rojas desaparecen cuando la furgoneta
toma una curva. Ya ha oscurecido. La carretera está mal iluminada por dos
farolas intermitentes que recuerdan a una de esas películas de terror americanas. No hay nadie.
Recojo
mi mochila y camino hacia la dirección que me acaban de indicar. Recto, a la
izquierda y recto otra vez. Ahora tengo que iluminar el suelo con la precaria
luz proveniente del móvil si quiero ver algo. Paso una barrera de bambú, que
precede a un sendero de tierra.
El
camino lleva directo hacia la luz de una hoguera, alrededor de la cual se
distinguen las siluetas de varias personas. Sin tiempo para reaccionar, me doy
cuenta de que una voz se está dirigiendo hacia mí:
Tercer mes del viaje. Último mes en Malasia, apurando hasta el último momento el visado de turista. He pasado estas cuatro semanas viviendo una vida muy "normal", trabajando en lo que me gustaba, aprovechando las playas de Langkawi y viviendo una navidad calurosa, diferente a la que estaba acostumbrado. Alguien comentó que podríamos decorar una "palmera de navidad" en vez de el típico abeto...
A continuación, el dinero ganado y gastado. Hay que tener en cuenta de que el gasto de alojamiento en la guesthouse ya estaba pagado de antemano para todo el mes:
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1ª SEMANA – Ganados 177 RM (44 EUR) y Gastados 108 RM (27 EUR) de los cuales:
-18€ comida / 9€ otros
Nota: Semana de trabajar llevando motos de un lado para otro y de ir a la playa por las tardes.
2ª SEMANA – Ganados 275RM (70 EUR) y Gastados 134 RM (35 EUR) de los cuales:
-33€ comida / 2€ postales
Nota: Semana haciendo de taxista por toda la isla a diferentes turistas.
3ª SEMANA – Ganados 125RM (30 EUR) y Gastados 276 RM (72 EUR) de los cuales:
-15€ comida / 40€ navidad / 7€ otros
Nota: Semana de navidad, muy tranquila, trabajando y disfrutando de la gente.
4ª SEMANA - Ganados 250 RM (62 EUR) y Gastados 125 RM (32 EUR) de los cuales:
-22€ comida / 4€ cortar el pelo / 2.5€ laundry / 3.5€ otros
Nota: Increíble fiesta de año nuevo en la playa, realmente alucinante.Últimos días en Malasia.
TOTAL DINERO GASTADO 3er MES:
88€ comida / 40€ navidad / 28€ otros = 156 EUR
TOTAL DINERO GANADO 3er MES: 206 EUR
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Una cantidad irrisoria si lo comparamos con un salario Europeo. También es cierto que sólo cobraba comisiones, porque lo decidí de esta manera, para así poder estar sólo las horas que quisiera en el trabajo. Luego al terminar, los últimos días, me ofrecieron quedarme con un salario mucho mejor y con visado de trabajo, así que si me quedo sin dinero ya tengo sitio para volver y recuperarme económicamente.
Aprovecho para comentar que ahora estoy en una granja orgánica al norte de Tailandia, llamada Tacomepai. Allí se enseña permacultura, el diseño de hábitat sostenible. La conexión aquí no me permite casi subir fotos y aún menos vídeos y es por ello que en principio esperaré hasta finalizar mi estancia aquí para publicar el siguiente post.