25 de marzo de 2013

156 | Dos semanas en Muscat

Después de todas las peripecias para llegar a Omán, por fin estoy aquí. Desde hace un par de semanas comparto piso con dos buenas personas, Vinod –indio- y Juma –omaní- en el centro de la ciudad, un barrio residencial llamado Al Qurum, en la capital, Muscat.

Aquí el centro de la ciudad no es como en Barcelona…  los edificios no son altos ya que casi todo son casas familiares. Uno no se siente ‘encerrado’ cuando camina por la calle, sino que los espacios son muy muy amplios. Se debe a que en total son unos 3 millones de personas viviendo en todo el país, lo mismo que en una ciudad como Madrid.

Desde que llegué no he visto ninguna nube propiamente dicha, de esas que llevan agua. El cielo es completamente azul y el sol pega que da gusto, con una temperatura media ahora en el mes de marzo de 25ºC. Dicen los que saben que se incrementa hasta más de 45 en verano. Tengo curiosidad por experimentarlo.

Esto hace que los paisajes sean áridos aquí en la costa y desérticos en el interior, con muy pocas plantas y árboles en comparación con el paisaje al que estaba acostumbrado en Tailandia o Malasia. Tengo ganas ya de darme un paseo por las dunas con 4x4.

En Omán no existe el transporte público, lo más que puedo encontrar son taxis. Todo el mundo posee un coche, porque sino no hay manera de moverse. No solo se da la circunstancia de que todo está muy lejos -una cosa de la otra, se entiende- sino que las carreteras ni siquiera han sido diseñadas para peatones, quizá porque en verano se hace imposible moverse sin aire acondicionado. Raro es encontrarse un semáforo con un paso de cebra incorporado.

Si a eso le sumamos que Omán es uno de los países en los que corre el petróleo, lo que hace que la gasolina sea barata, y que a los omanís les gusta fardar, nos da como resultado que no puedes salir a la calle y no encontrarte con un cochazo a la vuelta de la esquina, léase Lamborghini, Ford Mustang, Jaguar, Porsche o similar. Bellezas automovilísticas las que hay por aquí. 

Por si te lo preguntabas, llenar el depósito cuesta unos 10 euros al cambio…

Los salarios y precios no difieren mucho de España, aunque al haber menos regulación puedes encontrar todo un rango de precios diferentes para el mismo servicio. Por ejemplo, hay un restaurante cerca de casa en el que puedo comer muy bien por 1.4 Rials, unos 3 euros… y enfrente hay otro un poco mejor adornado, en el que puedes comer igual de bien por 15 euros.

Hay muchísimos expatriados trabajando, sobretodo indios. Ellos dicen en broma –aunque es verdad- que controlan el país. Por ello algunas empresas tienen lo que aquí llaman ‘Omanisation’, que es preferencia por nacionales omanís a la hora de contratar personas cuando hay algún puesto vacante. ‘Hey, somos empresa de aquí y tenemos un 93% de omanisation. Supera eso, chaval.’ Algo así.

Los Omanís llevan lo que se llama dishdasha que es el vestido oficial. Casi todos los hombres van con una túnica blanca y gorro en la cabeza, mientras que las mujeres llevan una túnica de color negro y hiyab, un pañuelo en la cabeza, para tapar el pelo.

La última curiosidad es que aquí los fines de semana son jueves  y viernes, en vez de sábado y domingo. Cuando me lo dijeron pensé que era una broma, pero se ve que es real. 

(nice afternoon at the beach, 10 min from home)

(viwes of PDO club, for people who works in petroleoum)

(fancy cars all around)

(Sultan Qaboos University, interesting day!)

(a shortcut that i have to take every day)

(what i usually eat here...)

(biggest masjid in the world)

(from the terrace of the place where i live)

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